Uganda: La Secta Asesina Acaba Con La Reputacion de Las Iglesias

Los religiosos y religiosas son ridiculizados en público

KAMPALA, 7 mayo (ZENIT.org).- El asesinato en masa de la secta del Movimiento para la restauración de los diez mandamientos de Dios está siendo utilizado para desacreditar a las Iglesias cristianas en Uganda. Lo denuncia un misionero católico a la agencia de la Santa Sede «Fides».

«La gente asocia ya a los católicos y otros cristianos a la secta del Movimiento para la restauración de los diez mandamientos de Dios --dice el misionero--. Nos hemos convertido en el hazmerreír del país. Caminar por las calles se ha hecho muy difícil para las órdenes religiosas que llevan el hábito y para los sacerdotes que llevan el cuello romano». La denuncia del religioso es confirmada por exponentes de otras confesiones cristianas. La situación se ha hecho tan tensa que más de 70 líderes religiosos de 37 denominaciones cristianas se han reunido en Kampala para afrontar el problema. En el encuentro han denunciado que, «según muchos ministros de culto, su trabajo se ha hecho mucho más difícil. El alzacuello del religioso ha dejado de ser símbolo de dignidad, integridad y santidad».

Se trata de una de las consecuencias sociales más evidentes de la masacre de Kanungu, que tuvo lugar a mediados del mes de marzo, cuando cientos de miembros de la secta fueron quemados vivos. Desde entonces se han descubierto muchas fosas comunes. Las víctimas superan ya el millar. Joseph Kibwetere, el «profeta», que se dio a la fuga antes del asesinato de masa, sigue siendo buscado por la policía.

Por su parte, el arzobispo católico de Mbarara, monseñor Paul Bakyenga, ha invitado públicamente a reunirse en la catedral a todos los antiguos miembros de la secta que se salvaron de las masacres y a los familiares de las víctimas, que actualmente viven escondidos a causa del temor. El arzobispo les invita a no tener y a regresar a la Iglesia católica. La secta había reclutado a sus miembros sobre todo entre los católicos. Algunos de sus líderes eran sacerdote suspendidos por la Iglesia católica. Junto al departamento de psiquiatría de Mbarara, la Iglesia local ha puesto en marcha un programa para informar al clero y a los laicos sobre los métodos más adecuados para ayudar a los sobrevivientes y a los familiares de las víctimas. - ZS00050706


¿Que Hacer Si Un Familiar o Amigo es Captado por Una Secta? 

Nuevo servicio en Internet para afrontar el problema

ROMA, 7 mayo (ZENIT.org).- Se acaba de crear un nuevo servicio en Internet para las familias preocupadas por la posibilidad de que su hijo, familiar o amigo, pueda entrar en una secta o aquellos que tienen la sospecha de que ya se ha incorporado a un grupo destructivo. Los psicólogos y educadores, expertos en la lucha contra las sectas, recomiendan una serie de actitudes sencillas que pueden ayudar al hijo a encontrar el camino de retorno, una vez que se desencante del grupo, y a brindarle siempre su afecto para reconstruir su vida. Mantener los lazos con el hijo por encima de todo es el modo más seguro de no perderlo para siempre.

Existen una serie de signos para reconocer si un familiar o amigo está siendo captado por un grupo totalitario. Entre los signos detectables están: la inestabilidad emocional; el cambio de conducta injustificado; la incapacidad para sostener sus afectos, distanciándose de los más cercanos; pérdida de la libertad; falsa mejora de la autoestima y la seguridad frente a la familia, pero claramente dependiente del reconocimiento de su nuevo grupo donde se siente inseguro.

¿Qué podemos hacer, cuando todavía este familiar o amigo no ha entrado en el grupo? Lo primero, intentar hablar con él para reflexionar sobre sus nuevas amistades, sus cambios de conducta, las consecuencias de las decisiones que toma, etc. Pero generalmente esa conversación puede acabar en la afirmación de «eso es una secta, te lavaron el cerebro» lo que deriva en discusión o en silencio recíproco. Eso es lo que no debería haber ocurrido: sus captadores, lo primero que le profetizan al candidato a adepto es que tendrá que afrontar la incomprensión y el rechazo de sus familiares y amigos.

El objetivo fundamental es mantener los lazos afectivos tan estrechos y activos como sea posible. Este es el camino de salida siempre abierto para cuando decida abandonar el grupo, lo cual no significa mentir sobre la opinión que nos merece el grupo o su doctrina, pero supone un respeto por sus opciones personales. Esto nos da derecho a pedir de él la misma actitud y subrayar que lo que nos une es el afecto por encima de las ideas del grupo.

La mejor manera de ayudarlo es mantener el contacto con él, ser conscientes de que está siendo manipulado y que su capacidad de razonamiento y de percepción de la realidad están reducidas, buscar el consejo de personas expertas, tener mucha paciencia y no ceder a los impulsos, presiones o chantajes del grupo pero sin oponerse frontalmente. Procure evitar que su familiar asuma un compromiso fuerte dentro del grupo. En general los grupos destructivos suelen aliviar su presión sobre quien, pasado un año, no se comprometen de manera estable. Es bueno desconfiar de todo lo que dice porque está manejado por el grupo, sin descontar que para ellos todo medio es válido, incluida la mentira y el engaño.

Es importante no entregarle dinero porque casi seguro que irá a parar, por una vía u otra, al grupo. También es bueno no dejarse atemorizar por el presunto «poder» del grupo. Juegan muy bien el juego del engaño y la intimidación pero es preciso ser prudentes y actuar con decisión. Sin manifestar aprobación, es conveniente mostrar una actitud de curiosidad que permita mantenerse al tanto de lo que acontece dentro del mismo. En esta línea, toda información publicación, libro, etc. que podamos obtener es valioso. Pero si usted decide acudir a alguna reunión o presentación, es mejor que no lo haga si no está preparado. Los métodos de persuasión se alternan con los de intimidación en estos grupos. Todos podemos sucumbir a la fascinación o al miedo.

¿Qué hacer en caso de ya haya ha sido captado por un grupo? Tratar de mantener un contacto frecuente por cualquier medio, aún cuando tengamos muy poca respuesta; expresar insistentemente nuestro afecto en toda forma y oportunidad; recordarle siempre que lo queremos, más allá de sus opciones personales; mantener la calma aún ante comentarios agresivos o despectivos; mantener un diario de todos los contactos y novedades que percibamos; hacer una lista de nombres, direcciones y teléfonos de todos los miembros del grupo que conozcamos; buscar información y ayuda sobre el problema en general, y sobre el grupo en particular.

Para quienes quieran saber más estas direcciones pueden ser útiles:

http://www.geocities.com/Heartland/Acres/1142

http://members.xoom.com/oagero

signus@house.com.ar

ZS00050707


Para no Perder el Recuerdo de Los Testigos de La Fe del Siglo XX

Homilía de Juan Pablo II en la Conmemoración de los testigos de la fe

CIUDAD DEL VATICANO, 7 mayo (ZENIT.org).- «El ecumenismo de los mártires y de los testigos de la fe es el más convincente». Este es el motivo que, como el mismo Juan Pablo II ha reconocido, le ha llevado a convocar la «Conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del siglo XX», en la que hoy participaron líderes de todas las confesiones cristianas en el Coliseo de Roma, escenario de la persecución de los primeros cristianos. El recuerdo de los hombres y mujeres de este siglo que han dado su vida por Cristo, dijo en la homilía el pontífice, «no debe perderse, más bien debe recuperarse de modo documentado». Ofrecemos el texto íntegro de la homilía del Papa en el acto ecuménico.

1. «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24).

Con estas palabras Jesús, la víspera de su pasión, anuncia su glorificación a través de la muerte. La comprometedora afirmación ha resonado hace poco en la aclamación al Evangelio. Esa resuena con fuerza en nuestro espíritu esta tarde, en este lugar significativo, donde hacemos memoria de los «testigos de la fe del siglo XX».

Cristo es el grano de trigo que muriendo ha dado frutos de vida inmortal. Y sobre las huellas del rey crucificado han caminado sus discípulos, convertidos a lo largo de los siglos en legiones innumerables «de toda lengua, raza, pueblo y nación»: apóstoles y confesores de la fe, vírgenes y mártires, audaces heraldos del Evangelio y silenciosos servidores del Reino.

Queridos hermanos y hermanas, unidos por la fe en Cristo Jesús, me es muy grato dirigiros hoy mi fraterno abrazo de paz, mientras juntos conmemoramos los testigos de la fe del siglo XX. Saludo con afecto a los representantes del Patriarcado ecuménico y de las otras Iglesias hermanas ortodoxas, así como a los de las Antiguas Iglesias de Oriente. Igualmente agradezco la presencia fraterna de los representantes de la Comunión Anglicana, de las Comuniones Cristianas Mundiales de Occidente y de las Organizaciones ecuménicas.

Para todos nosotros es motivo de intensa emoción encontrarnos juntos esta tarde, reunidos junto al Coliseo, para esta sugestiva celebración jubilar. Los monumentos y las ruinas de la antigua Roma hablan a la humanidad de los sufrimientos y de las persecuciones soportadas con fortaleza heroica por nuestros padres en la fe, los cristianos de las primeras generaciones. Estos antiguos vestigios nos recuerdan la verdad de las palabras de Tertuliano que escribía: «"sanguis martyrum semen christianorum" - la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos» (Apol., 50,13: CCL 1, 171).

2. La experiencia de los mártires y de los testigos de la fe no es característica sólo de la Iglesia de los primeros tiempos, sino que también marca todas las épocas de su historia. En el siglo XX, tal vez más que en el primer período del cristianismo, son muchos los que dieron testimonio de la fe con sufrimientos a menudo heroicos. Cuántos cristianos, en todos los continentes, a lo largo del siglo XX, pagaron su amor a Cristo derramando también la sangre. Sufrieron formas de persecución antiguas y recientes, experimentaron el odio y la exclusión, la violencia y el asesinato. Muchos países de antigua tradición cristiana volvieron a ser tierras donde la fidelidad al Evangelio se pagó con un precio muy alto. En nuestro siglo «el testimonio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes». - («Tertio millennio adveniente», 37).

La generación a la que pertenezco ha conocido el horror de la guerra, los campos de concentración y la persecución. En mi Patria, durante la segunda Guerra Mundial, sacerdotes y cristianos fueron deportados a los campos de exterminio. Sólo en Dachau fueron internados casi tres mil sacerdotes; su sacrificio se unió al de muchos cristianos provenientes de otros países europeos, pertenecientes también a otras Iglesias y Comunidades eclesiales.

Yo mismo fui testigo en los años de mi juventud, de tanto dolor y de tantas pruebas. Mi sacerdocio, desde sus orígenes, «ha estado inscrito en el gran sacrificio de tantos hombres y de tantas mujeres de mi generación» («Don y Misterio», p. 47). La experiencia de la Segunda Guerra Mundial y de los años siguientes me ha movido a considerar con grata atención el ejemplo luminoso de cuantos, desde inicios del siglo XX hasta su fin, experimentaron la persecución, la violencia y la muerte, a causa de su fe y de su conducta inspirada en la verdad de Cristo.

3. ¡Y son tantos! Su recuerdo no debe perderse, más bien debe recuperarse de modo documentado. Los nombres de muchos no son conocidos; los nombres de algunos fueron manchados por sus perseguidores, que añadieron al martirio la ignominia; los nombres de otros fueron ocultados por sus verdugos. Sin embargo, los cristianos conservan el recuerdo de gran parte de ellos. Lo han demostrado las numerosas respuestas a la invitación de no olvidar, llegadas a la Comisión «Nuevos mártires» dentro del Comité del Gran Jubileo, que ha trabajado con tesón para enriquecer y actualizar la memoria de la Iglesia con los testimonios de todas aquellas personas, también las desconocidas, que «han dado su vida por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo» (Hch 15,26). Sí, como escribía --la víspera de su ejecución-- el metropolita ortodoxo de San Petersburgo, Benjamín, martirizado en 1922, «los tiempos han cambiado y ha surgido la posibilidad de padecer sufrimientos por amor de Cristo...». Con la misma convicción, desde su celda de Buchenwald, el pastor luterano Paul Schneider lo afirmaba ante sus verdugos: «Así dice el Señor, yo soy la Resurrección y la Vida».

La participación de Representantes de otras Iglesias y Comunidades
eclesiales da a nuestra celebración de hoy un valor y elocuencia singulares
dentro de este Jubileo del año 2000. Muestra cómo el ejemplo de los
heroicos testigos de la fe es verdaderamente hermoso para todos los
cristianos. La persecución ha afectado a casi todas las Iglesias y
Comunidades eclesiales en el siglo XX, uniendo a los cristianos en los
lugares del dolor y haciendo de su común sacrificio un signo de esperanza
para los tiempos venideros.

Estos hermanos y hermanas nuestros en la fe, a los que hoy nos referimos
con gratitud y veneración, son como un gran cuadro de la humanidad
cristiana del siglo XX. Un mural del Evangelio de las Bienaventuranzas,
vivido hasta el derramamiento de la sangre.

4. «Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan, y os calumnien de
cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos porque vuestra
recompensa será grande en el cielo» (Mt 5,11-12). Qué bien se aplican estas
palabras de Cristo a los innumerables testigos de la fe del siglo pasado,
insultados y perseguidos, pero nunca vencidos por la fuerza del mal.

Allí donde el odio parecía arruinar toda la vida sin la posibilidad de huir
de su lógica, ellos manifestaron cómo «el amor es más fuerte que la
muerte». Bajo terribles sistemas opresivos que desfiguraban al hombre, en
los lugares de dolor, entre durísimas privaciones, a lo largo de marchas
insensatas, expuestos al frío, al hambre, torturados, sufriendo de tantos
modos, ellos manifestaron admirablemente su adhesión a Cristo muerto y
resucitado. Escucharemos dentro de poco algunos de sus impresionantes
testimonios.

Muchos rechazaron someterse al culto de los ídolos del siglo XX y fueron
sacrificados por el comunismo, el nazismo, la idolatría del Estado o de la
raza. Muchos otros cayeron, en el curso de guerras étnicas o tribales,
porque habían rechazado una lógica ajena al Evangelio de Cristo. Algunos
murieron porque, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, quisieron permanecer
junto a sus fieles a pesar de las amenazas. En todos los continentes y a lo
largo del siglo XX hubo quien prefirió dejarse matar antes que renunciar a
la propia misión. Religiosos y religiosas vivieron su consagración hasta el
derramamiento de la sangre. Hombres y mujeres creyentes murieron ofreciendo
su vida por amor de los hermanos, especialmente de los más pobres y
débiles. Tantas mujeres perdieron la vida por defender su dignidad y su pureza.

5. «El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en
este mundo se guardará para la vida eterna» (Jn 12,25). Hemos escuchado
hace poco estas palabras de Cristo. Se trata de una verdad que
frecuentemente el mundo contemporáneo rechaza y desprecia, haciendo del
amor hacia sí mismo el criterio supremo de la existencia. Pero los testigos
de la fe, que también esta tarde nos hablan con su ejemplo, no buscaron su
propio interés, su propio bienestar, la propia supervivencia como valores
más grandes que la fidelidad al Evangelio. Incluso en su debilidad, ellos
opusieron firme resistencia al mal. En su fragilidad resplandeció la fuerza
de la fe y de la gracia del Señor.

Queridos hermanos y hermanas, la preciosa herencia que estos valientes
testigos nos han legado es un patrimonio común de todas las Iglesias y de
todas las Comunidades eclesiales. Es una herencia que habla con una voz más
fuerte que la de los factores de división. El ecumenismo de los mártires y
de los testigos de la fe es el más convincente; indica el camino de la
unidad a los cristianos del siglo XXI. Es la herencia de la Cruz vivida a
la luz de la Pascua: herencia que enriquece y sostiene a los cristianos
mientras se dirigen al nuevo milenio.

Si nos enorgullecemos de esta herencia no es por parcialidad y menos aún
por deseo de revancha hacia los perseguidores, sino para que quede de
manifiesto el extraordinario poder de Dios, que ha seguido actuando en todo
tiempo y lugar. Lo hacemos perdonando a ejemplo de tantos testigos muertos
mientras oraban por sus perseguidores.

6. Que permanezca viva la memoria de estos hermanos y hermanas nuestros a
lo largo del siglo y del milenio recién comenzados. Más aún, ¡que crezca!
Que se transmita de generación en generación para que de ella brote una
profunda renovación cristiana. Que se custodie como un tesoro de gran valor
para los cristianos del nuevo milenio y sea la levadura para alcanzar la
plena comunión de todos los discípulos de Cristo.

Con el espíritu lleno de íntima emoción expreso este deseo. Elevo mi
oración al Señor para que la nube de testigos que nos rodea nos ayude a
todos nosotros, creyentes, a expresar con el mismo valor nuestro amor por
Cristo, por Él que está vivo siempre en su Iglesia: como ayer, así hoy,
mañana y siempre.

Traducción distribuida por la Sala de Prensa de la Santa Sede. - ZS00050711


«El Ecumenismo de Los Martires es Quiza el Mas Convincente»

Palabras del Papa antes de rezar el «Angelus»

CIUDAD DEL VATICANO, 7 mayo (ZENIT.org).- Al encontrarse a mediodía al
igual que todos los domingos con motivo del rezo de la oración mariana del
«Angelus» con varios miles de peregrinos en la plaza de San Pedro, Juan
Pablo II quiso explicar el sentido de la «Conmemoración ecuménica de los
testigos de la fe del siglo XX», una celebración sin precedentes en la
historia en la que ha el pontífice y líderes de las Iglesias recordaron en
el Coliseo el testimonio de hombres y mujeres de las diferentes confesiones
cristianas que han dado su vida por Cristo en el último siglo. Estas fueron
las palabras del pontífice.

1. Esta tarde, en el Coliseo, tendrá lugar un acontecimiento importante del
gran Jubileo: la «Conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del
siglo XX».

El siglo que acaba de transcurrir ha estado marcado por sombras oscuras,
pero en medio de ellas resaltan espléndidas luces. Muchos hombres y
mujeres, cristianos de todas las confesiones, razas y edades, han
testimoniado la fe en medio de duras persecuciones, de la prisión, en medio
de privaciones de todo tipo, y muchos de ellos han derramado también la
sangre para permanecer fieles a Cristo, a la Iglesia, al Evangelio.

En ellos resplandece la misma luz de la Pascua: de hecho, los discípulos
reciben de la resurrección la fuerza para seguir al Maestro en la hora de
la prueba. Por eso, la conmemoración ha sido colocada en el tiempo
litúrgico pascual, del que se celebra hoy el tercer domingo. Además, el
lugar escogido habla por sí mismo: el Coliseo nos remonta a los inicios del
cristianismo, cuando muchos cristianos de los primeros momentos dieron un
«bello testimonio», convirtiéndose en semilla de nuevos creyentes.

2. Recordar a los testigos heroicos de la fe del siglo XX significa
preparar el futuro, poniendo sólidas  bases de la esperanza. Las nuevas
generaciones tienen que saber lo que ha costado la fe que han recibido en
herencia para recoger con gratitud la llama del Evangelio y con ella
iluminar el nuevo siglo y el nuevo milenio.

Además, es importante subrayar que la celebración de esta tarde tendrá un
carácter ecuménico: serán proclamados los testimonios de algunos cristianos
de varias confesiones y comunidades eclesiales. Su valentía a la hora
cargar con la cruz de Cristo pone de manifiesto de manera más evidente aún
los factores de la división: el ecumenismo de los mártires es quizá el más
convincente (cf. «Tertio millennio adveniente», 37). El amor hasta el
sacrificio purifica a las Iglesias de lo que puede frenar y detener el
camino hacia la unidad plena.

3. Entre las luces de los heroicos discípulos de Cristo, brilla con
singular esplendor la de María, Virgen fiel, mártir bajo la Cruz. Desde el
«hágase» («fiat») de Nazaret hasta el del Calvario, toda su existencia fue
moldeada por el Espíritu Santo siguiendo el modelo del Hijo, a la hora de
dar testimonio de Dios Padre y de su amor misericordioso.

En la primera comunidad de Jerusalén, María representaba la memoria
viviente de Jesús, de su encarnación, pasión, muerte y resurrección. Todo
creyente y toda comunidad cristiana, en la hora de la prueba, encuentra en
la Virgen apoyo y consuelo. A ella, Madre de la Esperanza, confiamos la
Jornada de hoy, para que la memoria de los testigos de la fe ayude a todos
los cristianos a caminar con más decisión hacia la unidad plena querida por
Cristo.

Traducción realizada por Zenit. - ZS00050710


La Etica de Los Negocios Y La Globalizacion en el Vaticano

Congreso de la Fundación Centesimus Annus con 200 financieros y empresarios

CIUDAD DEL VATICANO, 4 mayo (ZENIT.org).- Uno de los temas que han marcado la jornada mundial de los trabajadores, unida este año a la convocatoria del Jubileo de esta categoría, ha sido el de los efectos perniciosos que tiene la globalización cuando las oportunidades que ofrece se ponen únicamente al servicio del máximo beneficio inmediato, olvidando al hombre. Juan Pablo II ha respondió ante este desafío proponiendo una globalización de la solidaridad.

El domingo pasado, 30 de abril, la Fundación Centesimus Annus organizó un
congreso en el Vaticano, en el que han participado 200 financieros y
empresarios, empeñados en redactar un texto que enfoque la doctrina social
sobre la inversión financiera. La pregunta de fondo --¿se puede considerar
positiva la globalización?-- no tiene una sola respuesta. Porque el mundo
de las finanzas tiene en sí mismo una función esencial en el desarrollo
económico. Los mercados desempeñan un papel insustituible a la hora de
canalizar la liquidez y repartir los factores de riesgo, se constató. Pero,
al mismo tiempo, pueden usarse como instrumentos de pura especulación,
provocar daños enormes a comunidades y pueblos enteros, ya que hoy es
posible trasladar en pocos minutos enormes flujos de dinero de una divisa a
otra. Desde el punto de vista estrictamente personal, además, «el
enriquecimiento fácil y rápido, obtenido con la especulación financiera y
sin ninguna conexión con una cantidad de trabajo realizado, presenta un
problema ético con el que hay que medirse», subrayó uno de los
participantes, el economista de la Universidad Católica de Milán, Alberto
Quadrio Curzio.

¿Cómo se podría actuar para limitar los daños y exaltar las consecuencias
positivas de la globalización? Sobre todo, se dijo en el Congreso,
reforzando las reglas de la cooperación internacional y de «gobierno
supranacional», sin las cuales el sistema de los intercambios mundiales
corre el riesgo de ser «antisocial».

Luego, abriendo con mayor convicción los mercados de Occidente a los bienes
producidos por los países en vías de desarrollo. «Cerrarse en el
aislamiento y en el proteccionismo, de hecho, sería pura locura», indica
monseñor Diarmuid Martin, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz.
Por último, apoyando generosamente los procesos de desarrollo de las
naciones más pobres, mientras permanece incumplido el compromiso de la
comunidad internacional de destinar como mínimo el 0,7% del Producto
Interior Bruto (PIB) a la cooperación internacional. Porque «por sí sola la
globalización no salva la brecha entre ricos y pobres», observa el
consejero Banco de Francia, Michel Albert. Hay muchas realidades que deben
ser afrontadas como, por ejemplo, los paraísos fiscales que el banquero
francés no duda en calificar como «verdaderos infiernos morales» y el
insostenible fardo de la deuda externa. Sobre este problema, Quadrio Curzio
descarta las posiciones extremas y sostiene que «será un acuerdo entre las
partes, encaminado al bien común recíproco, el que hará el pacto
renegociado soportable». Añadiendo que, luego, tanto donantes como
beneficiarios deberán empeñarse en la lucha contra la pobreza.

Por su parte Michel Camdessus, director general del Fondo Monetario
Internacional hasta hace una semanas, subraya que «el crédito crea una
relación de solidaridad entre el emisor y el deudor que se puede volver
perversa en algunas circunstancias, pero que también se puede transformar
en una relación en la que los acreedores exijan transparencia y rigor,
mientras que los deudores podrán contar con la ayuda técnica, el apoyo, la
fidelidad y la comprensión ante la dificultad. Y por tanto es fundamental
que la creatividad y la habilidad de los banqueros se pongan al servicio de
la solidaridad». Y añade que el «mundo financiero no puede aspirar a gozar
de una especie de "extraterritorialidad ética"». Las grandes crisis,
subraya, que han afectado a naciones enteras «han sido provocadas también
por faltas graves en la ética más elemental». - ZS00050402


El Concierto Contra la Deuda Atrajo a Más de 350.000 Jovenes en Roma 

Los cantantes aprueban la alianza con el Jubileo católico

ROMA, 3 mayo (ZENIT).- El recinto de Tor Vergata, la nueva zona que Roma prepara para la Jornada Mundial de la Juventud, todavía sin terminar, fue escenario el pasado lunes, jornada de los trabajadores de todo el mundo, del Jubileo de los Trabajadores con el Papa (un ensayo general de lo que será la jornada juvenil de agosto) y, por la tarde, de un gran concierto que, esta vez, tenía una finalidad: la cancelación de la deuda externa de los países más pobres.

La unión, en este simbólico 2000, de todo el mundo laboral en una sola convocatoria, con asistencia de sindicatos de todo el mundo y las primeras autoridades políticas italianas, ha suscitado protestas entre algunos exponentes de sectores culturales que se consideran como militantes agnósticos. Pero los cantantes (Noa, Alanis Morissette, Phil Collins, Lou Reed, Giorgia, Blu Vertigo, Agricantus, Max Gazzè, Carmen Consoli e Irene Grandi, entre otros), que actuaban por la tarde en el mismo escenario, no se han dejado instrumentalizar.

«No somos ni católicos ni protestantes --han declarado los Eurythmics-- pero estamos aquí por la deuda externa». «Este concierto es una señal, una de las claves de acceso al futuro porque promueve una causa válida», ha dicho, por su parte, el cantante Max Gazzè.

Jovanotti, el cantante rap de más éxito en Italia, que suscitó la polémica en el Festival de San Remo por apelar a los gobernantes italianos y especialmente al entonces primer ministro Massimo D'Alema urgiéndole: «¡Cancela la deuda!», ha comentado positivamente el hecho de que los cantantes elijan una causa social como tema de sus convocatorias musicales. «El Gobierno debe hacer un gesto fuerte, no debe dejar que esto se convierta sólo en un tema católico, ligado al Jubileo. Porque este es un tema que tiene que ver con las personas, incluso aquellas que no creen».

Pero todos los periodistas que cubrían el concierto esperaban que el «duro» del rock, Lou Reed, dijese alguna palabra contra la Iglesia que les diera un titular. El supuesto «niño malo» Reed no se ha dejado envolver en la artificial polémica. Preparándose a la rueda de prensa, los más celosos, sacaron del baúl de los recuerdos, una canción de Reed que se llamaba «Carta al Vaticano», intentando encontrar alguna palabra fuerte. Pero, no hubo nada que hacer: la canción cuenta la historia de una joven alcoholizada que quiere escribir al Papa pero sólo para pedirle que le dé «o esperanza o una cuerda para colgarme». En realidad, la joven recurre al Santo Padre como el único que puede darle una chispa de luz al túnel de su vida
.
Los periodistas, siguieron intentando arrancar al famoso rockero una frase llamativa. Uno preguntó: «¿Actuará en el mismo escenario en el que esta mañana ha estado el Papa? ¿Qué impresión le causa?». Y la respuesta de Lou Reed: «Tengo curiosidad. y usted ¿qué piensa?». Mientras el periodista no sabía qué responder, otro preguntaba: «¿Qué efecto le produce ver que la Iglesia se ha apropiado del 1 de mayo, es decir la última fiesta de origen marxista?». Respuesta del cantante: «Yo sé que los trabajadores serán festejados. De todas maneras, no comprendo qué queréis
que haga: ¿No debería actuar? Yo sé que actuaré en un concierto de apoyo a la campaña por la remisión de la deuda de los países pobres: una causa nobilísima». Pero todavía algún periodista insistía: «¿Qué efecto le produce ver a la Iglesia "cabalgando" sobre el rock?». Respuesta: «¿Por qué no debería interesarse por el rock? A todos les gusta el rock. Quizá estáis poco informados pero en Estados Unidos hay desde hace muchos años grupos de rock cristianos».

Otra de las sorpresas la dio la canadiense Alanis Morissette, quien ante la pregunta de un presentador televisivo, afirmó que se sentía «bendecida» por compartir el mismo escenario desde el que en la mañana de ese día Juan Pablo II había celebrado la Eucaristía. - ZS00050310


El Papa «Obrero» Preside el Historico Jubileo de los Trabajadores

Participan sindicatos de todas las orientaciones políticas

CIUDAD DEL VATICANO, 1 mayo (ZENIT.org).- Obreros, estudiantes,
desempleados, hombres del mundo de las finanzas, políticos, empresarios...
Estas eran algunas de las categorías representadas esta mañana en Roma para
celebrar junto a Juan Pablo II el Jubileo de los Trabajadores. En total,
los presentes eran unos 200.000.

Ha sido un 1 de mayo histórico, pues por primera vez se unió en una sola
fiesta el carácter religioso y civil de la fiesta de los trabajadores. De
hecho, adhirieron al encuentro jubilar sindicatos de izquierda, centro y
derecha, algo que hace tan sólo unos años hubiera parecido un disparate.

El Papa llegó a las 10 de la mañana a la gran explanada que se inauguró
este día en Tor Vergata, localidad situada a las afueras de Roma. Ha sido
ideada para acoger los grandes acontecimientos de este Jubileo, pues la
Plaza de San Pedro y sus alrededores no tienen espacio para celebraciones
en las que los números de participantes están rompiendo records. Los
trabajadores llegaron a este espacio de 330 hectáreas a primeras horas de
la mañana. Era masiva la presencia de jóvenes, en especial de la Acción
Católica, del Movimiento Cristiano de Trabajadores, Comunión y Liberación y
otros movimientos.

El momento culminante fue la celebración eucarística, presidida por el Papa
y su sucesivo encuentro con representantes del mundo del trabajo en todas
sus categorías, que comenzó con un saludo dirigido al Santo Padre por Juan
Somavía, Director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Globalizar la solidaridad
Al dirigirse a todos los presentes, el pontífice recordó la necesidad de no
desvincular nunca el progreso de la economía de los puntos firmes de la
ética, especialmente en este Jubileo, que definió como un momento de
redescubrimiento del sentido del trabajo.

«Las nuevas realidades que embisten con fuerza el proceso productivo, como
la globalización de las finanzas, de la economía, de los comercios y del
trabajo, no tienen que violar nunca la dignidad y la centralidad de la
persona humana, ni la libertad y la democracia de los pueblos», afirmó el
Papa. Sus palabras fueron interrumpidas por los aplausos y por la masa de
gente que enarbolaba banderas del Vaticano y de los diferentes sindicatos.

El obispo de Roma añadió: «La solidaridad, la participación y la
posibilidad de gobernar estos cambios radicales constituyen, si no la
solución, al menos la garantía necesaria ética para que las personas y los
pueblos no se conviertan en instrumentos sino en protagonistas de su
futuro. Todo esto puede realizarse, y, dado que es posible, se convierte en
un deber».

El palco desde el que hablaba el sucesor de Pedro era futurista, en el
fondo se proyectaba la imagen del crucifijo de Cimabue. A los lados, se
encontraban dos tarimas, en las que se encontraban los seiscientos
sacerdotes que concelebraban. Pero lo que más impresionaba eran las diez
torres de tubos de metal, con largos brazos horizontales.  Recordaban al
mismo tiempo grandes fábricas de obreros y cruces gigantescas.

Juan Pablo II volvió a confirmar que, ante la situación actual, todos
tienen que asumir su responsabilidad para que el sistema económico en el
que vivimos no invierta el orden fundamental que da prioridad al  trabajo
sobre el capital, al bien común sobre el privado. En definitiva, «es
necesario globalizar la solidaridad».

La solidaridad de un Papa obrero
El Papa Wojtyla fue obrero durante cuatro años en Cracovia bajo la
ocupación nazi: desde septiembre de 1940 en la mina de piedra de Zakrzowek
y desde octubre de 1941 en la industria química de la Solvay hasta el 6 de
agosto de 1944, cuando fue escondido en el arzobispado para huir de las
redadas nazis. Su solidaridad, por tanto, se extendió a todos los
trabajadores, de manera especial «a todos los que sufren a causa de la
falta de trabajo, de un salario insuficiente, de la indigencia de medios
materiales».

Deuda externa
Juan Pablo II quiso recordar un tema importante en esta Jornada de los
Trabajadores del Jubileo: la deuda externa de los países pobres. «Muchas
naciones, en especial las más pobres, están oprimidas por una deuda que ha
asumido proporciones tales que hacen prácticamente imposible su pago.
Reducir o incluso condonar esta deuda: este es un gesto jubilar que sería
más sumamente deseado». "some nations, especially the poorer ones, are
oppressed by a debt so huge that repayment is practically impossible"
(Incarnationis Mysterium, 12). To reduce or indeed to remit this debt: here
is a Jubilee gesture which would be so desirable!

Era un llamamiento a las naciones ricas, así como a aquellos que controlan
grandes capitales. El director general de la OIT, Juan Somavía, respondió
constatando que los excluidos del trabajo son demasiados y que en estos
momentos todo es más precario, pero la doctrina social de la Iglesia ha
indicado en varias ocasiones el camino justo.

Las dieciocho categorías del mundo del trabajo presentaron al Papa dones
simbólicos: el pan y el vino, una obra artística que representaba a Cristo,
un «personal computer», un bonsái, una alfombra para la oración, un casco
de obrero, ofertas económicas destinadas a la reducción de la deuda.

Entre los presentes, se encontraba el nuevo primer ministro italiano,
Giuliano Amato, quien afirmó a los periodistas: «Siempre he apreciado al
Papa: soy un fan suyo».

Un final con música
Al final del encuentro, Andrea Bocelli, cuyo padre había fallecido pocas
horas antes, ofreció un estupendo homenaje . El tenor fue acompañado por el
Coro y Orquesta de Santa Cecilia, dirigidos por el maestro Myung-Whun
Chung. En el acto musical intervino también Noa, la cantante israelí de
origen yemenita.

En la tarde, el Ayuntamiento de Roma organizó un imponente concierto en la
misma explanada para todos los trabajadores en el que participaron grandes
intérpretes del panorama discográfico internacional. Entre otros, se
encontraban los nombres del célebre dúo del pop inglés Eurithmics o el del
cantante de rock Lou Reed. Eran artistas muy diferentes entre sí, unidos
por una preocupación que comparten con el Papa: la campaña por la remisión
de la deuda externa de los países en vías de desarrollo. - ZS00050110


El Papa Recordara en el Coliseo a Los Testigos de la Fe del Siglo XX

Entre ellos se encuentran católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes

CIUDAD DEL VATICANO, 30 abril (ZENIT.org).- El próximo domingo 7 de mayo
pasará a la historia como el día de los mártires de este Jubileo del año
2000. En esa ocasión, Juan Pablo II hará memoria solemne de los testigos
que han dado la vida por la fe en este sangriento siglo XX.

La Comisión de Nuevos Mártires, creada por el pontífice con motivo del
Jubileo, presidida por un obispo ucraniano, monseñor Michel Hrynshyshyn, ha
hecho una imponente investigación en todos los continentes consultando a
las Iglesias locales en la que se presenta el ejemplo de entrega hasta la
muerte de 12.792 hombres y mujeres de nuestro tiempo. Este «martirologio»
será entregado al Papa hacia el final del Año Santo. Será él quien decida
su posible publicación.

En una rueda de prensa concedida el 28 de abril pasado, el cardenal Roger
Etchegaray, presidente del Comité vaticano del Gran Jubileo, explicó que «a
cada Iglesia local le corresponde la tarea de no perder la memoria de estos
testigos ejemplares de una fe profesada hasta el sacrificio supremo de la
vida. Este 7 de mayo tiene que ser para nosotros la ocasión para
profundizar y manifestar una mayor solidaridad hacia quienes han padecido y
continúan padeciendo, en su carne, a causa de su fe inquebrantable en Dios».

Este Papa, al igual que hizo Pablo VI al conmemorar a los mártires de
Uganda, pide ampliar esta solidaridad a todos los hombres y mujeres de
otras confesiones cristianas que dieron su vida por Cristo.

La Conmemoración ecuménica tendrá lugar en el Coliseo. Tras el encuentro
del Santo Padre con los líderes de otras confesiones cristianas y de
comunidades eclesiales, tendrá lugar una procesión hacia el exterior del
Coliseo. Tras la liturgia de la Palabra, el Papa pronunciará su homilía e
introducirá la profesión de fe. Al final de la misma, se conmemorará a los
testigos de la fe del siglo XX, reagrupados en ocho categorías, incluyendo:
católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes.

Los grupos de los testigos de la fe del siglo XX recordados serán los
siguientes: cristianos que han testimoniado la fe bajo el totalitarismo
soviético; testigos de la fe, víctimas del comunismo en otras naciones de
Europa; confesores de la fe, víctimas del nazismo y del fascismo;
seguidores de Cristo que han dado la vida por el anuncio del Evangelio en
Asia y Oceanía; fieles de Cristo, perseguidos por odio a la fe católica;
testigos de la evangelización en África y Madagascar; cristianos que han
dado la vida por amor a Cristo y de los hermanos en América; testigos de la
fe en varias partes del mundo. El conjunto de la Conmemoración será
concluida con la invitación del Papa a mantener viva el recuerdo de los
testigos de la fe.

En la rueda de prensa de presentación de esta Conmemoración ecuménica de
los testigos de la fe del siglo XX no es una beatificación (o canonización)
en la que la Iglesia católica eleva a la gloria de los altares a quienes
han confesado a Cristo con su vida y obras. Quiere ser una alabanza a Dios
y el justo recuerdo del ejemplo de estos hombres que han testimoniado su
fe. Todas las Iglesias particulares, en este 7 de mayo, han sido invitadas
a unirse al Santo Padre con una Conmemoración ecuménica que se inspire en
los textos y oraciones de la celebración que tendrá lugar en el Coliseo. - ZS00043004


Brasil: Alabanza y Perdon por Cinco Siglos de Evangelio 

El cardenal Sodano presidió las celebraciones del encuentro entre dos mundos

COROA VERMELHA, 30 ABRIL (ZENIT.org).- El cardenal Angelo Sodano,
secretario de Estado del Vaticano, presidió el miércoles 26 de abril la
solemne concelebración eucarística conmemorativa de los 500 años de
evangelización de Brasil. El rito, acompañado por el repicar de campanas,
tuvo lugar en la gran explanada de Coroa Vermelha, a pocos kilómetros de
Porto Seguro, en el mismo lugar donde hace cinco siglos el franciscano
Henrique de Coimbra celebró la primera Misa en esta tierra.

Sobre el altar, un bloque de mármol rosado, se erguía una cruz de madera de
diez metros de altura, en recuerdo de la plantada por primera vez en suelo
brasileño. En la homilía, el cardenal Sodano subrayó que «lo que son los
brasileños hoy, lo deben a la acción de numerosos misioneros, como los
mártires de Cunha, recientemente beatificados por el Santo Padre», y
recordó que la Eucaristía es acción de gracias a Dios por la semilla
sembrada a lo largo de cinco siglos por muchos misioneros intrépidos.

Y añadió: «Parafraseando al Santo Padre, Dios renueva su alianza con Brasil
por las obras de sus valerosos misioneros. Aunque algunos misioneros no
honraron su condición de discípulos de Cristo, eso no quiere decir que el
anuncio del Redentor no haya sido un don precioso para este país».

A la Eucaristía asistieron cerca de 200.000 fieles. Con el cardenal
concelebraron más de 400 obispos y 200 sacerdotes de todos los continentes.
Asistieron el nuncio apostólico, Alfio Rapisarda; el presidente de la
Conferencia Episcopal brasileña, Jayme Chemello; el presidente de la
Conferencia Episcopal portuguesa, José da Cruz Policarpo; el presidente de
la Conferencia Episcopal estadounidense, Joseph Fiorenza; el presidente del
CELAM, Jorge Jiménez Carvajal, y el administrador apostólico de Dili (Timor
Este), Carlos Ximenes Belo. Así mismo, el vicepresidente de Brasil, Marco
Maciel, autoridades locales y una delegación de indios Pataxó, la etnia
local más importante.

E l presidente de la Conferencia Episcopal, en su saludo inicial, recordó
el valor histórico de la fiesta y pidió perdón por los errores cometidos
durante estos cinco siglos de evangelización. Un indio Tatalué se aproximó
al altar y expuso las quejas de su pueblo por «500 años de sufrimiento, de
masacres y de devastaciones». El sábado 22, al margen de las celebraciones,
una manifestación de cerca de dos mil personas (principalmente activistas
del movimiento negro y de campesinos sin tierras) intentó llegar a Porto
Seguro para protestar contra la «invasión de su país por parte de los
portugueses», informa la agencia «Fides».

El clima de la Eucaristía fue de alabanza y agradecimiento. En la procesión
que acompañaba el Evangelio, hubo representantes indios y, en el ofertorio,
el altar fue preparado por dos familias: una de descendencia europea y la
otra autóctona. El obispo de Eunapolis, José de Santana, rindió homenaje a
la imagen de Nuestra Señora Aparecida, patrona de Brasil. Para el
secretario general de la Conferencia Episcopal brasileña (CNBB), Raymundo
Damasceno Assís, la celebración fue «un éxito y representó un momento de
gran intensidad», no obstante la lluvia.

El 26 de abril fue declarado por el Gobierno día festivo y las
manifestaciones por los 500 años de evangelización fueron transmitidas por
las mayores cadenas de televisión. Como prólogo a la Eucaristía, en la
explanada de Coroa Vermelha, tuvo lugar un espectáculo coreográfico y, por
la tarde, un desfile de bandas de música, al que siguió una representación
teatral sobre el descubrimiento de Brasil y la Primera Misa. Al terminar la
jornada, se abrieron los trabajos de la 38 Asamblea General del Episcopado
Brasileño (CNBB), que en esta ocasión se celebra en Porto Seguro.Entre las
manifestaciones relacionadas con los cinco siglos de evangelización destaca
la «Exposición de la Iglesia en Brasil», organizada en Puerto Seguro con la
contribución de editores, escuelas, universidades, congregaciones
religiosas, movimientos, medios de comunicación; y también la «Exposición
Itinerante de la Biblia», inaugurada el 20 de abril en Río de Janeiro. - ZS00043001


Sirico: ¿Pueden los Ricos Pasar por el Ojo de la Aguja?

«Crece el interés por la Doctrina Social de la Iglesia»

CIUDAD DEL VATICANO, 30 abril (ZENIT.org).- ¿Pueden los ricos pasar por el ojo de la aguja y alcanzar el Reino de Dios? ¿Cuál es la relación entre la Doctrina Social de la Iglesia y el libre mercado? ¿Son irreconciliables capitalismo y moral católica? ¿Es posible encontrar una relación satisfactoria entre ética y beneficio? ¿En qué medida la globalización favorecerá o penalizará a los pobres? ¿Cómo resolver el eterno dilema que parece separar la consecución del beneficio de las reglas éticas? A estas y a otras preguntas acostumbra a responder el padre Robert Sirico, presidente y fundador del Acton Institute para el Estudio de la Religión y la Libertad, una prestigiosa institución estadounidense que reúne a economistas, teólogos y filósofos de fama mundial.

Venido a Roma para presentar el volumen «Agenda Social. Colección de textos del Magisterio», publicado en colaboración con el Pontificio Consejo Justicia y Paz, el padre Sirico ha declarado a Zenit que «El mundo político y económico estadounidense está muy atento a las luchas en favor de la vida, de la familia y de los nacimientos que llevan a cabo la Santa Sede y los católicos. Además hay un gran interés, entre los economistas no católicos, por la Doctrina Social, sobre todo la antropología cristiana, tan bien articulada durante el pontificado de Juan Pablo II».

--Zenit: En Estados Unidos, más que en otras partes, la globalización es vista por muchos como el triunfo del libre mercado que garantizará un futuro radiante al planeta. Para Europa y muchos países en desarrollo, en cambio, se piensa que acentuará las desigualdades entre ricos y pobres, desencadenando conflictos sociales y entre naciones.

--Robert Sirico: Es importante subrayar que se puede vencer a la pobreza en una sociedad moderna. Hay que superar el concepto marxista según el cual, en una economía libre, hay personas que prosperan a costa de los otros. La única respuesta moral a la pobreza es la de garantizar una redistribución equitativa de la riqueza. Para ello es necesario que las naciones industrializadas se comprometan a transferir conocimientos a los países pobres y, sobre todo, hagan un esfuerzo para integrarlos en el proceso del comercio global. Esto significa ofrecer grandes oportunidades a los trabajadores de todo el mundo, en una dimensión de competitividad correcta y justa participación.

--Zenit: Algunos mantienen que la Iglesia está demasiado inclinada a la defensa de los débiles y los pobres, mientras que otros acusan a algunos sectores del mundo católico de acercarse demasiado al libre mercado y justificar la lógica del beneficio. ¿Cómo conjugar solidaridad y competitividad?

--Robert Sirico: Hay que mirar las potencialidades del mercado para promover la solidaridad. La solidaridad es una virtud social que expresa también nuestra naturaleza de hombres que quieren convivir.

Incluso el libre mercado reconoce la naturaleza social del hombre, que, ante las necesidades materiales, se ingenia para producir y comerciar productos que responden a las necesidades. En esta actividad, de «creación y organización del mercado», los miembros de la comunidad desarrollan y refuerzan las relaciones sociales. La asociación entre productores y los intercambios comerciales hacen crecer la comunidad reforzando la solidaridad y limitando el individualismo.

--Zenit: Se piensa que hace falta ser miserable y oprimido para alcanzar la salvación y que la riqueza es sinónimo de perdición. 

--Robert Sirico: No es la riqueza ni la pobreza la que salva a la persona. Sólo la gracia de Dios salva. En este sentido, San Agustín decía que no era la pobreza la que salvó a Lázaro sino su humildad. No es la riqueza la que proporciona al hombre la bendición de Dios, sino su conducta moral.

La tradición católica ha tratado siempre de distinguir entre las oportunidades y las tentaciones que provienen de la riqueza. Nunca ha canonizado a priori a los pobres o demonizado a los ricos, aunque ha hecho una llamada a todos, pobres y ricos, a comprometer la propia vida en la responsabilidad, la generosidad y la santidad.

--Zenit: A pesar de la inexactitud de las previsiones, el maltusianismo parece dominar todavía en algunos organismos internacionales. ¿Cuál es su opinión a este respecto?

-- Robert Sirico: El hombre es el recurso más grande del planeta. Esta es la respuesta más sencilla y directa a Malthus y a sus seguidores modernos. Esta concepción del hombre no es solamente más alta sino también más acertada y realista. La concepción maltusiana del hombre, visto sólo como boca a la que dar de comer, está en neto contraste con la de la Doctrina Social de la Iglesia, que coloca la dimensión humana en un contexto más verídico, en el que el hombre es considerado por su potencialidad de creatividad inteligente, su naturaleza productiva y su capacidad de trascender la dimensión material de su realidad cotidiana. Es interesante en este sentido considerar cómo la concepción más sofisticada de «capital humano» está perfectamente en armonía con la filosofía personalista de Juan.

Pablo II. El Pontífice ha subrayado explícitamente la dignidad del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios. El hombre que con sus capacidades intelectivas continúa la obra de Dios. Sólo en estos términos es posible comprender el sentido del «capital humano», evitando los trastornos que tienen como único objetivo la mera productividad y el consumo. - ZS00043003

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