Papa Discursa Mansinho Como se Não
Pretendesse a "Globabilonização"
«Criticar no basta…; es necesario ser constructores»
CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril 2001 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II está convencido de que el papel del cristiano hoy consiste en dar
«un rostro humano al mundo global». Lo afirmó este lunes al afrontar de lleno
en un sintético discurso el gran desafío que plantea la sociedad actual: la
globalización.
Un fenómeno, aclaró al recibir por la mañana a unos 4 mil estudiantes y
profesores universitarios en el Vaticano, del que hay que «comprender los
aspectos positivos, sin ignorar los peligros».
No basta criticar
«La economía no puede dictar los modelos y los ritmos del desarrollo y, si
bien es un deber proveer a las necesidades materiales, nunca tienen que ser
sofocados los valores del espíritu --añadió--. Lo verdadero debe prevalecer
sobre lo útil, el bien sobre el bienestar, la libertad sobre las modas, la
persona sobre la estructura. Por otra parte, criticar no basta; es necesario ir
más allá: es necesario ser constructores».
Según el pontífice, «el cristiano no puede limitarse a analizar los procesos
históricos en acto, manteniendo una actitud pasiva, como si excedieran sus
capacidades de intervención, como si estuviéramos guiados por fuerzas ciegas e
impersonales. El creyente está persuadido que todo acontecimiento humano está
bajo la providente mano de Dios, quien pide a cada uno que colabore con Él en
la orientación de la historia hacia un fin digno del hombre».
Realismo cristiano
Para responder a los interrogantes que plantea la globalización, Juan Pablo II
da la vuelta a la cuestión y la plantea con una pregunta directa: «¿cómo
vivo yo la fe cristiana? ¿Es para mí solamente un conjunto de creencias y
devociones cerradas en la esfera privada, o es también una fuerza que pide
traducirse en opciones que inciden en mi relación con los demás?».
«Forma parte del realismo cristiano comprender que los grandes cambios sociales
son fruto de pequeñas y valientes opciones cotidianas --respondió el Papa--.
Vosotros os preguntáis con frecuencia: ¿cuando llegará a configurarse nuestro
mundo con el mensaje evangélico? La respuesta es sencilla: cuando tú, en
primer lugar, actúes y pienses de manera permanente como Cristo, al menos una
parte de ese mundo se le entregará en ti».
Uniformización
Se trata de un auténtico antídoto para uno de los efectos más claros de la
globalización: la «uniformización, que pone en peligro las libertades
personales y las mismas culturas nacionales».
«¿Cómo reaccionar?» ante este fenómeno, insistió preguntando el obispo de
Roma. «La doctrina social cristiana contiene los principios de una respuesta
que respeta el papel de los individuos y de los grupos. Pero para promover una
cultura global de esos absolutos morales que son los derechos de la persona, es
necesario que cada cristiano comience por sí mismo, esforzándose por reflejar
en cada uno de sus propios pensamientos y de sus propios actos la imagen de
Cristo».
Y, cuando se despedía de los chicos y chicas presentes en la Sala de Audiencias,
el Papa concluyó: «El mundo se cambia con la santidad».
Los jóvenes que acogieron las palabras del Papa con entusiasmo han venido a
Roma a pasar la Semana Santa por invitación del Congreso «UNIV 2001», una
reunión de chicos y chicas universitarios que se celebra anualmente en Roma
desde 1968 con la asistencia del Opus Dei. Está organizado por el Istituto per
la Cooperazione Universitaria (ICU), una ONG italiana que promueve iniciativas
de cooperación al desarrollo en muchos países del mundo.
En el papel de presidenta del Congreso, saludó al pontífice la joven polaca
Katarszyna Topolska, doctora en ciencias informáticas por la Universidad de
Varsovia, quien constató que la mayoría de los presentes nacieron después de
1978, de modo que siempre han visto en la figura de ese «hombre vestido de
blanco» al Papa Juan Pablo II, con quien han entablado una relación
particular, como lo han demostrado las Jornadas Mundiales de la Juventud.
--
ZS01040907
Índice:
[Retornar]
|